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Lectura de Hoy

04-01-2024

Devocional

Devocional: Génesis 4

La raza humana sólo tardó una generación en producir su primer asesino (Génesis 4). Dos reflexiones en torno a esto:

1) En la Biblia, encontramos numerosos móviles para el asesinato: Jehu mató para asegurar una ventaja política (2 Reyes 9-10); David mató para encubrir su adulterio (2 Samuel 11); Joab asesinó por venganza y por miedo a perder su posición privilegiada (2 Samuel 3); algunos de los hombres de Guibeá, de la tribu de Benjamín, mataron por su codicia desenfrenada (Jueces 19). No sería difícil ir alargando la lista. En lo que se refiere al primer asesinato, el móvil era la rivalidad entre hermanos completamente descontrolada. Caín no podía soportar pensar que la ofrenda de su hermano fuese aceptable a Dios, y la suya no. En lugar de buscar a Dios a fin de mejorar su propia ofrenda, optó por asesinar a quien veía como su rival.

Lo que tienen en común todos estos móviles es que el asesino se deja llevar por la idea que él es el centro del universo. Dios mismo debe aprobar lo que yo hago; y si no, como no puedo matar a Dios, mataré a quien Dios aprueba. Lejos de recuperar el estado glorioso que precedía a la caída, cuando, para aquellos que llevaban su imagen, Dios mismo era el centro de todo; amado y adorado por ser el Creador bueno y sabio del hombre, ahora cada ser humano pretende ser el centro del universo. Era como si dijese: “Hasta Dios mismo debe servirme. Si no lo hace, es hora de encontrar a otros dioses”. Entre los elementos más chocantes que encontramos en el asesinato de Abel está el hecho de que Caín esté tan profundamente contrariado al no gozar de la aprobación de Dios. En este caso, la rivalidad entre los dos hermanos ocurre en el terreno religioso. No importa. Desde el momento en que me propongo ser el centro en cualquier ámbito, lo que pretendo en el fondo es serlo en todos los ámbitos. Es lamentable que las fronteras culturales y legales, aunque me impidan cometer asesinato, no sirven para impedir que abrigue en mi corazón aquella clase de odio que, según las enseñanzas de Jesús, pertenece al mismo orden moral que el asesinato (Mateo 5:21-26). Por tanto, aunque los móviles que llevan al asesinato sean muchos, en el fondo son uno solo: yo quiero ser dios. Aquí está la raíz de toda idolatría.

2) En la Biblia, hay varios ejemplos de inocentes que son víctimas del asesinato. En este caso, Abel es el hermano inocente, no obstante es quien encuentra la muerte a manos de su hermano. A partir de este hecho, cabe hacer dos reflexiones. En primer lugar, la Biblia es tremendamente realista en cuanto a la crueldad y la absoluta injusticia del pecado. En segundo lugar, nos obliga a concluir que, si la justicia y el arreglo de las cuentas van a ser posibles alguna vez, sólo será mediante la intervención de Dios mismo. Las cuentas sólo serán ajustadas después de la muerte.


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.

Devocional: Esdras 4

En este mundo roto, siempre habrá personas que intentan, de una forma u otra, desanimar y derrotar al pueblo de Dios. Si a esto unimos el desaliento y el sentimiento de fracaso que surgen del interior, las circunstancias pueden parecer desesperadamente sombrías y premonitorias.

En Esdras 4, los enemigos de los exiliados retornados tratan de derrotar a esta pequeña comunidad del pueblo de Dios. Lo intentan de tres formas diferentes.

La primera es hacer causa común con ellos. Suena tan bien: “Permitidnos participar en la reconstrucción, pues nosotros, al igual que vosotros, hemos buscado a vuestro Dios y le hemos ofrecido holocaustos desde el día que Esarjadón, rey de Asiria, nos trajo acá” (4:2). Un incauto hubiese caído en la trampa. Siempre hay lugar para una unidad auténtica, pero un ecumenismo desenfrenado acaba inevitablemente redefiniendo el Evangelio en términos del más bajo denominador posible. Una de las mejores formas de distraer a un grupo y desviarlo de sus propósitos es introducirse en él. Con la pretensión de ayudar, se le debilita, utilizando su energía en otra dirección inocua, como un cáncer que va creciendo y usurpando la fuerza del cuerpo para su propio crecimiento. La estrategia no funciona en este caso, porque los líderes del pueblo de Dios, lejos de alegrarse por la nueva ayuda, la rechazan y evitan ser engañados. Declinan la oferta, lo cual precipita una nueva estrategia por parte de los enemigos, una que desenmascara sus verdaderas intenciones.

La segunda es “desanimar e intimidar a los de Judá para que abandonaran la reconstrucción” (4:4). Parte de su plan se revela en el libro de Esdras, pero Nehemías aún desvela más cosas del mismo. Estos enemigos están tan decididos a provocar el fracaso del pueblo de Dios que incluso sobornan “a algunos de los consejeros para impedirles llevar a cabo sus planes” (4:5). Rumores, amenazas, recortes en los suministros, distracciones que minan la energía, todo ello fraguado por estrategas mercenarios, personas astutas que se creen sabios, influyentes y poderosos, pero que no tienen en absoluto percepción espiritual o moral de la situación.

La tercera es directamente política. En una carta cuidadosamente elaborada, llena de medias verdades, estos enemigos del pueblo de Dios se las arreglan para convencer al rey Jerjes de que bloquee el proyecto de construcción. La prohibición se mantiene durante décadas. Lo que comienza como una barrera política aparentemente insuperable, se establece como una forma de vida. Los propios judíos aceptaron la situación hasta que la poderosa predicación de Hageo y Zacarías (5:1) los sacó de su letargo.

¿Cómo se han utilizado estos tres instrumentos de desánimo en el siglo XX?


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.

Génesis 4

Caín y Abel

4 Y el hombre se unió a Eva, su mujer, y ella concibió y dio a luz a Caín, y dijo: «He adquirido varón con la ayuda del SEÑOR». Después dio a luz a Abel su hermano. Y Abel fue pastor de ovejas y Caín fue labrador de la tierra. Al transcurrir el tiempo, Caín trajo al SEÑOR una ofrenda del fruto de la tierra. También Abel, por su parte, trajo de los primogénitos de sus ovejas y de la grasa de los mismos. El SEÑOR miró con agrado a Abel y su ofrenda, pero no miró con agrado a Caín y su ofrenda. Caín se enojó mucho y su semblante se demudó. Entonces el SEÑOR dijo a Caín: «¿Por qué estás enojado, y por qué se ha demudado tu semblante? Si haces bien, ¿no serás aceptado? Pero si no haces bien, el pecado yace a la puerta y te codicia, pero tú debes dominarlo». Caín dijo a su hermano Abel: «Vayamos al campo». Y aconteció que cuando estaban en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel y lo mató.

La maldición de Caín

Entonces el SEÑOR dijo a Caín: «¿Dónde está tu hermano Abel?». Y él respondió: «No sé. ¿Soy yo acaso guardián de mi hermano?». 10 Y el SEÑOR le dijo: «¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a Mí desde la tierra. 11 Ahora pues, maldito eres de la tierra, que ha abierto su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. 12 Cuando cultives el suelo, no te dará más su vigor. Vagabundo y errante serás en la tierra».

13 Y Caín dijo al SEÑOR: «Mi castigo es demasiado grande para soportarlo. 14 Hoy me has arrojado de la superficie de la tierra, y de Tu presencia me esconderé, y seré vagabundo y errante en la tierra. Y sucederá que cualquiera que me halle me matará». 15 Entonces el SEÑOR le dijo: «No será así, pues cualquiera que mate a Caín, siete veces sufrirá venganza». Y el SEÑOR puso una señal sobre Caín, para que cualquiera que lo hallara no lo matara.

Descendientes de Caín

16 Y salió Caín de la presencia del SEÑOR, y se estableció en la tierra de Nod, al oriente del Edén. 17 Y conoció Caín a su mujer, y ella concibió y dio a luz a Enoc. Caín edificó una ciudad y la llamó Enoc, como el nombre de su hijo. 18 A Enoc le nació Irad. Irad fue padre de Mehujael, Mehujael fue padre de Metusael, y Metusael fue padre de Lamec. 19 Lamec tomó para sí dos mujeres. El nombre de una era Ada, y el nombre de la otra, Zila. 20 Y Ada dio a luz a Jabal, el cual fue padre de los que habitan en tiendas y tienen ganado. 21 Su hermano se llamaba Jubal, el cual fue padre de todos los que tocan la lira y la flauta. 22 Zila a su vez dio a luz a Tubal Caín, forjador de todo utensilio de bronce y de hierro. Y la hermana de Tubal Caín era Naama. 23 Lamec dijo a sus mujeres:

«Ada y Zila, oigan mi voz; Mujeres de Lamec, Presten oído a mis palabras, Pues he dado muerte a un hombre por haberme herido, Y a un muchacho por haberme pegado. 24 Si siete veces es vengado Caín, Entonces Lamec lo será setenta veces siete».

Nacimiento de Set

25 Adán se unió otra vez a su mujer; y ella dio a luz un hijo y le puso por nombre Set, porque, dijo ella: «Dios me ha dado otro hijo en lugar de Abel, pues Caín lo mató». 26 A Set le nació también un hijo y le puso por nombre Enós. Por ese tiempo comenzaron los hombres a invocar el nombre del SEÑOR.


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Mateo 4

Jesús es tentado

4 Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, entonces tuvo hambre. Y acercándose el tentador, le dijo: «Si eres Hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en pan». Pero Jesús le respondió: «Escrito está: “NO SOLO DE PAN VIVIRÁ EL HOMBRE, SINO DE TODA PALABRA QUE SALE DE LA BOCA DE DIOS”».

Entonces el diablo lo llevó* a la ciudad santa, y lo puso sobre el pináculo del templo, y le dijo*: «Si eres Hijo de Dios, lánzate abajo, pues escrito está:

“A SUS ÁNGELES TE ENCOMENDARÁ”, Y: “EN LAS MANOS TE LLEVARÁN, NO SEA QUE TU PIE TROPIECE EN PIEDRA”».

Jesús le contestó: «También está escrito: “NO TENTARÁS AL SEÑOR TU DIOS”».

Otra vez el diablo lo llevó* a un monte muy alto, y le mostró* todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: «Todo esto te daré, si te postras y me adoras». 10 Entonces Jesús le dijo*: «¡Vete, Satanás! Porque escrito está: “AL SEÑOR TU DIOS ADORARÁS, Y SOLO A ÉL SERVIRÁS”». 11 El diablo entonces lo dejó*; y al instante, unos ángeles vinieron y le servían.

Jesús va a Galilea

12 Cuando Jesús oyó que Juan había sido encarcelado, regresó a Galilea. 13 Saliendo de Nazaret, fue a vivir en Capernaúm, que está junto al mar, en la región de Zabulón y de Neftalí; 14 para que se cumpliera lo que fue dicho por medio del profeta Isaías, cuando dijo:

15 «¡TIERRA DE ZABULÓN Y TIERRA DE NEFTALÍ, CAMINO DEL MAR, AL OTRO LADO DEL JORDÁN, GALILEA DE LOS GENTILES! 16 EL PUEBLO ASENTADO EN TINIEBLAS VIO UNA GRAN LUZ, Y A LOS QUE VIVÍAN EN REGIÓN Y SOMBRA DE MUERTE, UNA LUZ LES RESPLANDECIÓ».

17 Desde entonces Jesús comenzó a predicar: «Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado».

Llamamiento de los primeros discípulos

18 Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, echando una red al mar, porque eran pescadores. 19 Y les dijo*: «Vengan en pos de Mí, y Yo los haré pescadores de hombres». 20 Entonces ellos, dejando al instante las redes, lo siguieron.

21 Y pasando de allí, Jesús vio a otros dos hermanos, Jacobo, hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con su padre Zebedeo, remendando sus redes, y los llamó. 22 Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, lo siguieron.

La fama de Jesús se extiende

23 Y Jesús iba por toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. 24 Se extendió Su fama por toda Siria; y traían a Él todos los que estaban enfermos, afectados con diversas enfermedades y dolores, los endemoniados, epilépticos y paralíticos, y Él los sanaba. 25 Y lo siguieron grandes multitudes de Galilea, Decápolis, Jerusalén y Judea, y del otro lado del Jordán.


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Esdras 4

Oposición a la construcción

4 Cuando se enteraron los enemigos de Judá y de Benjamín de que el pueblo del destierro estaba edificando un templo al SEÑOR, Dios de Israel, se presentaron ante Zorobabel y ante los jefes de casas paternas, y les dijeron: «Vamos a edificar con ustedes, porque, como ustedes, buscamos a su Dios, y le hemos estado ofreciendo sacrificios desde los días de Esar Hadón, rey de Asiria, que nos trajo aquí».

Pero Zorobabel y Jesúa y los demás jefes de casas paternas de Israel les dijeron: «No tienen nada en común con nosotros para que juntos edifiquemos una casa a nuestro Dios, sino que nosotros unidos la edificaremos al SEÑOR, Dios de Israel, como nos ordenó el rey Ciro, rey de Persia». Entonces el pueblo de aquella tierra se puso a desanimar al pueblo de Judá, y a atemorizarlos para que dejaran de edificar. Tomaron a sueldo consejeros contra ellos para frustrar sus propósitos, todos los días de Ciro, rey de Persia, hasta el reinado de Darío, rey de Persia.

En el reinado de Asuero, al principio de su reinado, sus enemigos escribieron una acusación contra los habitantes de Judá y de Jerusalén.

Y en los días de Artajerjes, Bislam, Mitrídates, Tabeel y sus demás compañeros escribieron a Artajerjes, rey de Persia, y el texto de la carta estaba en escritura aramea y traducido al arameo. El gobernador Rehum y el escriba Simsai, escribieron una carta al rey Artajerjes contra Jerusalén, de esta manera: El gobernador Rehum, el escriba Simsai y sus demás compañeros, los jueces y los gobernadores de menos categoría, los oficiales, los secretarios, los hombres de Erec, los babilonios, los hombres de Susa, es decir, los elamitas, 10 y las demás naciones que el grande y noble Asnapar deportó y estableció en la ciudad de Samaria, y en el resto de la provincia al otro lado del Río.

Y ahora 11 esta es la copia de la carta que le enviaron: «Al rey Artajerjes, de sus siervos, los hombres de la provincia al otro lado del Río: Y ahora 12 sepa el rey que los judíos que salieron por orden suya, han venido a nosotros en Jerusalén; están reedificando la ciudad rebelde y perversa, y están terminando las murallas y reparando los cimientos. 13 Sepa también el rey, que si esa ciudad es reedificada y las murallas terminadas, ellos no pagarán tributo, ni impuesto, ni peaje, lo cual perjudicará los ingresos de los reyes. 14 Y debido a que estamos en el servicio del palacio, y no es apropiado que veamos el desprecio al rey, por eso hemos enviado a hacérselo saber al rey, 15 a fin de que se investigue en el libro de las Memorias de sus padres. Y en el libro de las Memorias hallará y sabrá que esa ciudad es una ciudad rebelde y perjudicial a los reyes y a las provincias, y que en tiempos pasados han surgido rebeliones dentro de ella; por eso fue devastada esa ciudad. 16 Nosotros informamos al rey que si esa ciudad es reedificada y las murallas terminadas, como resultado, el territorio más allá del Río no será suyo».

17 Entonces el rey envió respuesta al gobernador Rehum, al escriba Simsai, y a sus demás compañeros que habitan en Samaria y en las demás provincias al otro lado del Río: «Paz. Y ahora 18 el documento que nos enviaron ha sido leído claramente delante de mí. 19 Y por mí fue proclamado un decreto. Se investigaron los hechos, y se ha descubierto que esa ciudad en tiempos pasados se ha levantado contra los reyes, y que en ella se ha fomentado rebelión e insurrección; 20 que reyes poderosos han reinado sobre Jerusalén, gobernando todas las provincias más allá del Río, y que se les pagaba tributo, impuesto y peaje. 21 Ahora pues, proclamen un decreto para que estos hombres paren la obra y que esa ciudad no sea reedificada hasta que se proclame un decreto por mí. 22 Cuídense de no ser negligentes en cumplir este asunto; ¿por qué se ha de aumentar el daño en perjuicio de los reyes?».

23 Así que tan pronto como la copia del documento del rey Artajerjes fue leída delante de Rehum, del escriba Simsai y sus compañeros, fueron a toda prisa a Jerusalén, a los judíos, y por la fuerza los hicieron parar la obra.

24 Entonces cesó la obra en la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y quedó suspendida hasta el año segundo del reinado de Darío, rey de Persia.


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Hechos 4

Arresto de Pedro y Juan

4 Mientras Pedro y Juan hablaban al pueblo, se les echaron encima los sacerdotes, el capitán de la guardia del templo, y los saduceos, indignados porque enseñaban al pueblo, y anunciaban en Jesús la resurrección de entre los muertos. Les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, pues ya era tarde. Pero muchos de los que habían oído el mensaje creyeron, llegando el número de los hombres como a 5,000.

Pedro y Juan ante el Concilio

Sucedió que al día siguiente se reunieron en Jerusalén sus gobernantes, ancianos y escribas. Estaban allí el sumo sacerdote Anás, Caifás, Juan y Alejandro, y todos los que eran del linaje de los sumos sacerdotes. Poniendo a Pedro y a Juan en medio de ellos, les interrogaban: «¿Con qué poder, o en qué nombre, han hecho esto?».

Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: «Gobernantes y ancianos del pueblo, si se nos está interrogando hoy por causa del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera este ha sido sanado, 10 sepan todos ustedes, y todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo el Nazareno, a quien ustedes crucificaron y a quien Dios resucitó de entre los muertos, por Él, este hombre se halla aquí sano delante de ustedes.

11 »Este Jesús es la PIEDRA DESECHADA por ustedes LOS CONSTRUCTORES, pero QUE HA VENIDO A SER LA PIEDRA ANGULAR. 12 En ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos».

Amenazados y puestos en libertad

13 Al ver la confianza de Pedro y de Juan, y dándose cuenta de que eran hombres sin letras y sin preparación, se maravillaban, y reconocían que ellos habían estado con Jesús. 14 Y viendo de pie junto a ellos al hombre que había sido sanado, no tenían nada que decir en contra. 15 Pero después de ordenarles que salieran fuera del Concilio, deliberaban entre sí: 16 «¿Qué haremos con estos hombres?», decían. «Porque el hecho de que un milagro notable ha sido realizado por medio de ellos es evidente a todos los que viven en Jerusalén, y no podemos negarlo. 17 Pero a fin de que no se divulgue más entre el pueblo, vamos a amenazarlos para que no hablen más a ningún hombre en este nombre».

18 Cuando los llamaron, les ordenaron no hablar ni enseñar en el nombre de Jesús. 19 Pero Pedro y Juan, les contestaron: «Ustedes mismos juzguen si es justo delante de Dios obedecer a ustedes en vez de obedecer a Dios. 20 Porque nosotros no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído».

21 Y después de amenazarlos otra vez, los dejaron ir, no hallando la manera de castigarlos por causa del pueblo, porque todos glorificaban a Dios por lo que había acontecido; 22 porque el hombre en quien se había realizado este milagro de sanidad tenía más de cuarenta años.

Oración de la iglesia

23 Cuando quedaron en libertad, fueron a los suyos y les contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les habían dicho. 24 Al oír ellos esto, unánimes alzaron la voz a Dios y dijeron: «Oh, Señor, Tú eres el que HICISTE EL CIELO Y LA TIERRA, EL MAR Y TODO LO QUE EN ELLOS HAY, 25 el que por el Espíritu Santo, por boca de nuestro padre David, Tu siervo, dijiste:

“¿POR QUE SE ENFURECIERON LOS GENTILES, Y LOS PUEBLOS TRAMARON COSAS VANAS? 26 SE PRESENTARON LOS REYES DE LA TIERRA, Y LOS GOBERNANTES SE JUNTARON A UNA CONTRA EL SEÑOR Y CONTRA SU CRISTO”.

27 »Porque en verdad, en esta ciudad se unieron tanto Herodes como Poncio Pilato, junto con los gentiles y los pueblos de Israel, contra Tu santo Siervo Jesús, a quien Tú ungiste, 28 para hacer cuanto Tu mano y Tu propósito habían predestinado que sucediera. 29 Ahora, Señor, considera sus amenazas, y permite que Tus siervos hablen Tu palabra con toda confianza, 30 mientras extiendes Tu mano para que se hagan curaciones, señales y prodigios mediante el nombre de Tu santo Siervo Jesús».

31 Después que oraron, el lugar donde estaban reunidos tembló, y todos fueron llenos del Espíritu Santo y hablaban la palabra de Dios con valor.

Todas las cosas en común

32 La congregación de los que creyeron era de un corazón y un alma. Ninguno decía ser suyo lo que poseía, sino que todas las cosas eran de propiedad común. 33 Con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y había abundante gracia sobre todos ellos. 34 No había, pues, ningún necesitado entre ellos, porque todos los que poseían tierras o casas las vendían, traían el precio de lo vendido, 35 y lo depositaban a los pies de los apóstoles, y se distribuía a cada uno según su necesidad.

36 Y José, un levita natural de Chipre, a quien también los apóstoles llamaban Bernabé, que traducido significa Hijo de Consolación, 37 poseía un campo y lo vendió, trajo el dinero y lo depositó a los pies de los apóstoles.

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